El 15 de diciembre del 2022 se paró el mundo, mi mundo y el de los míos. Nuestro centro neurálgico ahora nos observa desde el inmenso cielo estrellado.
“Demasiado tiempo sin escribir”, digo estos días continuamente. “Volveré cuando lo sienta, lo último que quiero es forzarme”, me contesto compasiva.
Llevo casi dos meses de parón. La vida se detiene cuando el vientre que te ha traído al mundo deja de latir. Se detiene la vida entera, la que tú conocías. Se detiene todo tu ser, porque el corazón, el tuyo, el que conocías tanto, ya no está, tu órgano vital ha cambiado para siempre.
Eran las 5:55 cuando miré el reloj en esa habitación oscura y el mundo se detuvo.
“Mamá se ha hecho tan grande que ahora abarca todo el cielo”, escribí a mis hermanas.
Esa frase me la regaló hace pocos meses una amiga, al informarme de que acababa de perder a su madre, me pareció elegante y poética, ahora sé que no tenía la más remota idea de lo que esas letras significaban. Mamá estaba enferma hacía muchos años, todo apuntaba a que iba a estar sobradamente preparada para que un día se fuera. Te lo habrías imaginado cientos de veces, y seguro ya tienes las herramientas necesarias, delataron ojos extraños e ignorantes.
Qué tontería, es exactamente igual al momento en el que dejas de ser una aspirante a mamá y te conviertes en una de verdad. El agujero en el pecho no te lo cuentan, ¡ni te lo imaginas!!!
El universo ha hurgado en tu órgano vital y se ha llevado un buen trozo. Eso da igual que te lo expliquen con muchos detalles.
Caminar con otro corazón deforme y más pequeño, ¿se puede?
Se puede, lo he hecho antes y lo hace todo el mundo que pierde a un ser querido. Antes o después, comienzas a caminar y tu vida se recompone, de otra forma diferente, pero se puede. Yo todavía me estoy reiniciando, pero ya he vuelto a escribir, y eso, ya es mucho más de lo que esperaba.
L@s amig@s son un auténtico salvavidas.
Al poco tiempo de informar a mis hermanas, aún en esa habitación amaneciendo, me llamó mi querida Juana, no pude contestarla. El sonido insistente del teléfono ya hizo que sintiera que me estaba abrazando fuerte desde donde quisiera que estuviese. Pero no pude moverme. No cogí el teléfono a nadie durante los primeros días, sólo cuando me llamó la madre de mi amiga de la infancia, Gloria, una madre que me vio crecer. Una madre como la mía, lo más parecido a mi Consuelo, en un impulso, aún sin saber si seguía teniendo voz, descolgué el teléfono. “Las madres no deberían irse nunca, yo lo sé, y lo siento muchísimo”, aquella frase también me arropó el corazón.
“Y no se van nunca mientras nosotros queramos que estén”, les repito ahora con frecuencia. Ayer veíamos a Almodóvar emocionándose en los premios Feroz, al ver la imagen de su madre fallecida hace veintitrés años.
Aún es reciente el dolor y lloro mucho, “los arrebatos se irán espaciando” dice Gema, que hace muy poco que también ha perdido a la suya. Es cierto, empiezo a sentir que la tormenta un poco se aleja y que aprenderé a vivir con este otro corazón, lo que no sé es cómo será mi caminar a partir de ahora, no sé cómo voy a escribir, cómo voy a viajar o bailar. Siento que empiezo otra vida.
Os iré contando querid@s, poco a poco, hacia dónde me lleva este nuevo corazón, de momento me estoy poniendo de pie. Soy muy afortunada, y rica, lo sé, me emociono cuando pienso en las amistades que tengo. Cuidemos la amistad hasta el final de nuestros días, es sencillamente maravilloso y necesario saberse querido.
El 15 de diciembre del 2022 se paró mi mundo y el de los míos, pero ya se está reiniciando de nuevo. Nuestro centro neurálgico ahora nos observa desde el inmenso cielo estrellado. Por fin, la voz de mamá ya no es un susurro, le han puesto un altavoz tan grande, que sus frases se oyen alto y claro desde cualquier rincón del planeta.
Os dejo con el que siempre fue uno de sus temas favoritos, Claro de Luna, de Debussy Espero que la disfrutéis tanto como hacíamos nosotras.
Os quiero infinito,
GRACIAS por estar tan cerca.
zay