23 de Mayo de 2022
Querid@ amig@ espero que estés bien y que esta carta te pille en un momento bonito de tu vida. Yo sigo en una etapa de transición que parece interminable, ando con impotencia y estrés, teniendo sueños reveladores que me han hecho comprender lo que profundamente anhelo esto días, anhelo aquella que fui.
Hubo un tiempo en mi vida en que a pesar de ser muy jovencita tenía un profundo conocimiento de mí misma, y sinceramente creo que fue esa danza la que me lo dio todo, quizá como me recomiendan las amigas, debería volver a ella cuanto antes…
Comencé a bailar con 17 años, mi gran amiga del colegio Marta Cazalla, ahora convertida en la conocida diseñadora internacional Home - Nikita Nipone me llevó contagiada por su ilusión a una clase de danza oriental que según ella “me pegaba todo”, y sí querida Marta, aquella experiencia me estaba esperando.
Cuando entré en esa clase sentí que estaba en mi casa, que mi cadera era todo mi poder, mi vientre la emoción que se movía ágil con la música, y los pies, unas pequeñas alas, suficientes para despegarme del suelo y volar a donde yo quisiera. Cuando salí de allí, nunca fui la misma.
Marta y yo lo pasamos de cine muchos ratos bailando, ella ya se preocupaba mucho por los vestuarios y las coreografías, yo dejaba volar la imaginación y me costaba poner alguna norma a todo aquello. Eso sí, me apunté a todos los cursos y clases que pude durante años hasta que me sentí suficientemente segura con mi danza.
Hubo tres maestros que me dejaron una huella imborrable, el primero de ellos, el egipcio Shokry Mohammad, su autenticidad y gracia eran deslumbrantes, él era sencillamente puro, brillante, divertido e inigualable. Shokry nos dejó demasiado pronto, pero jamás se le olvida en el mundo de la danza, está siempre presente.
Eva Nur, es una fantástica bailarina y también maestra, tan cercana al alumn@, alegre, sincera y apasionada. Por favor no dejéis de leer esta joya de carta que escribió Eva Nur a Shokry Mohammad.
Y finalmente encontré a mi “brasileña del Líbano”, Cristiane Azem, Cris es la maga de la fusión y el espectáculo. Bailarina, coreógrafa y creadora de los núcleos didácticos temáticos. Su fantasía aderezada con tanta constancia a pesar de todo es maravillosa.
Varios años después también yo impartí clases en un estudio de danza junto a otras dos bailarinas en el centro de Madrid. Al mismo tiempo comenzaba a hacer pinitos como actriz, es curioso que algunos papeles me llegaron gracias a la danza.
En aquella época, con mis veintipocos, recuerdo ser una mujer absolutamente independiente que hacía lo que quería, cuando quería y como quería, una auténtica dueña de su tiempo y aventura vital. Bailábamos mucho, muchas horas felices en las que deteníamos el tiempo si es que entonces existía… Me consta que mi felicidad era compartida con mis alumn@as y compañeras. Justo ayer me lo recordaba mi ex alumna y todavía amiga Sarabel.
Las actuaciones me gustaba gozarlas mucho, elegía cuidadosamente los espacios donde quería regalar mi danza, sabía bien que bailar era en sí un acto de amor y no podía hacerlo en cualquier tugurio.
Bailando gané mucho dinero pero también lo gasté. Traer y comprar vestuario de Egipto era caro. Conocí gente realmente interesante, algunos aún son buenos amigos.
Siempre recordaré la temperatura de la sangre en los segundos antes de salir a escena, e inmediatamente después encontrarme en ese juego suave y cómplice que presta la música.
Querid@ amig@ hace más de diez años que dejé de bailar danza oriental pero hace sólo pocas semanas que he entendido por qué bailé durante años y por qué lo echo tanto de menos. En aquel momento no era consciente, pero yo bailaba para conectarme con el mundo, para ser feliz, bailaba para sanar, sí yo me sané bailando. Curé miles de heridas de esa manera, hasta la más profunda.
Estas semanas, a partir de mis sueños, estoy entendiendo que el hecho de no bailar, se puede convertir en una herida nueva que sanar.
Es bueno recordar cómo algo tan sencillo puede ser tan potente en la vida de un@. La danza oriental en concreto, reconcilia a la mujer con su cuerpo, potencia la sensualidad y la sexualidad y nos conecta con nuestra esencia.
Definitivamente bailar es mágico, ésta o cualquier danza que a uno le apetezca. No sólo lo he experimentado en mi vida, lo dicen los expertos y si no, escuchad a Mario Alonso Puig en esta entrevista al respecto súper interesante. ¿La alegría está castigada? | Mario Alonso Puig - YouTube
Y si te has enamorado de la danza oriental como yo, los libros de Shokry Mohammad también te encantarán: “La Mujer y la Danza mágica del vientre”
Querid@s amig@s , os quiero mucho y por eso os recomiendo algo,
“MIENTRAS HAYA MÚSICA, SIGAMOS BAILANDO”
Sigamos bailando
Amiga, qué bonito escribes y qué bien te recuerdo gozar bailando. Yo desearía volver a verte bailar y brillar y a ser aquella efímera alumna torpe a la que todo le daba la risa, pero que salía de tus clases como una campanilla y sana para toda la semana :-). Baila y baila y tendremos la alegría con nosotras.
Me dejaste atravesada: yo también dejé de bailar y he de volver, pronto. Gracias por recordarme la importante fuente de felicidad que es.